Él no estaba dispuesto a renunciar a ella tan fácilmente.
En los planes de Brady Finn, el multimillonario diseñador de videojuegos, no entraba una chica irlandesa que lo desafiase constantemente.
Esa chica era Aine Donovan, la deslumbrante gerente del hotel que acababa de comprar, y Aine no iba a permitir que Brady, que ahora era su jefe, destruyese las tradiciones con las que se había criado, ni iba a dejarse seducir por él.
Sin embargo, la atracción que había entre ellos era tan fuerte que no pudo resistirse a él, y cuando se quedó embarazada tras una noche de pasión, decidió que lo mejor sería ocultárselo.
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