Un tórrido encuentro en el calor caribeño la dejó embarazada de su jefe…
El ardor de la vibrante ciudad de la Habana debía de ser contagioso. ¿Por qué si no sucumbió Kitty al repentino deseo de disfrutar de una noche con un desconocido? Sin embargo, por muy escandaloso que fuera descubrir que César era su poderoso y reservado jefe, no fue nada comparado con la otra sorpresa que esperaba a Kitty: se había quedado embarazada.
Publicar un comentario